2024-04-25
Cómo pasar sin recordar en el Día de la Secretaria a mi amiga Estela Restrepo, quien fue por más de 30 años la secretaría del colegio José Félix de Restrepo, tan organizada y con esa manera especial de tratarnos. Estábamos en el año 1985, yo, Robinson Restrepo Díez, cursaba cuarto de bachillerato: era inquieto y travieso, bueno, lo sigo siendo, pero más consciente de mis acciones. Me asombraba mucho, porque en su oficina, en los anaqueles y cosas viejas que tenía, sabía de manera precisa dónde estaba cada archivo de asistencias, calificaciones, actas, informes, la ficha de los estudiantes y todo documento que allí se encontrará.
Alguna vez le dije que ella era como la esponja Bombril, porque duró mucho en el colegio, Inmediatamente me miró con enojo, y posteriormente nos reímos mientras le decía que la admiraba mucho. Ahora disfruta de su pensión y de un gran hombre que la ama.
A ellas, las secretarias son un símbolo de entrega, confianza y respaldo. Son el eje de un sistema, una empresa, un negocio o emprendimiento. En todo espacio que requiera orden, se necesita una de ellas. Algunas son sonrientes y otras con su carácter aplicado, siempre concentradas para que no se escape ningún detalle, acción o responsabilidad. "¡Jefe, no olvide la reunión, la cita, el trámite!", atentas en su quehacer y dispuestas a resolver todas las novedades que se presenten.
En su labor, se destaca una compañera y amiga dinámica, escuchando los buenos clásicos de la música para planchar, como las canciones de Camilo Sesto, Rocío Dúrcal o Ana Gabriel. Otras tienen gustos más modernos y se escuchan sus canciones de reggaeton o pop; para gustos, los colores. ¿Quién, con más autoridad para dar orden al problema, asesorar y aconsejar que las secretarias con su capacidad de enlazar y coordinar?
¿A quién no le gusta irse a tomar un tinto con la secretaría de la oficina, chismosear o intercambiar información, distraerse un momento de la rutina y el agotamiento de las pantallas? A pesar de sus responsabilidades, no dudan en disponer algo de su tiempo cuando se trata de ayudar o dar un mensaje motivador. En pocas palabras, son esas madres que siempre merecen nuestra compañía.
A las secretarías, mínimamente, debemos llevarles un chocolatico de vez en cuando, pues su disciplina incansable merece uno que otro detallito. Ellas son quienes siempre dan la cara a los buenos o malos usuarios, buscando soluciones para que todos estén satisfechos. Nunca olvidemos ni desconocemos a quienes hacen de todas las labores algo más ameno.
