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Una manifestación, entre gritos de cocheros y los relinchos de las bestias.

Una manifestación, entre gritos de cocheros y los relinchos de las bestias.

2024-05-02

Recuerdo como si fuera hoy un evento que tuvo lugar por el derecho al trabajo en el año 2006. Se reunieron en la Avenida El Carretero o también Carrera 45, a la altura de la Alcaldía, aproximadamente 25 cocheros: hombres acostumbrados a la rutina diaria, manos con callos, dedos gruesos y heridas que ya eran parte de su cotidianidad. Salieron a protestar cuando decidieron cambiar los coches de carga, mejor conocidos como "zorras", donde se transportaban escombros, trasteos, mercados, la mujer o la moza, sustituyéndolos por los modernos motocarros.

Este oficio fue heredado de los abuelos y padres; todas sus vidas se dedicaron a él, no se veían en otras labores. Para los cocheros, fue muy abrupto el cambio, tenían temor por el uso de estas nuevas formas de transportar, desconocían los vehículos de tres ruedas. Además, debían empezar a cumplir con nuevos requisitos como impuestos, revisión tecnomecánica, el costo de la gasolina, la licencia de conducción y demás documentos de funcionamiento. Estaban acostumbrados a darles la melaza, el salvado y el cuido a los caballos; estas nuevas responsabilidades les implican otras exigencias que no estaban dispuestos a aceptar.

Uno de ellos, muy particular, un señor de 45 años apodado "Peligro", era recordado en el pueblo porque salía de parranda en el coche con sus amigos, visitando cada cantina, bar o tienda donde vendían aguardiente. Y cómo olvidar al "Gurú", era conversador y gnóstico, muy admirado por su personalidad, indumentaria y especial semblante.

Cuando se dio el intercambio de las bestias, unos decidieron recibir el motocarro, otros prefirieron dinero en efectivo. Primero les iban a dar $25.000.000, pero entre las discusiones que causaron algunos integrantes del gremio por el desacuerdo, la indisposición trascendió y debilitó la negociación, y solo les entregaron $21.150.000.

"Los caballos eran más amigos que los propios compañeros del gremio", decían en su mayoría cuando los donaron, entre lágrimas y abrazos. Este oficio se fue desvaneciendo, aunque las tendencias actuales no permiten su uso, no podemos desconocer el servicio que nos brindaron, algunos de ellos eran Manivelo, los Molina, los Mejía, los Saturnino, Peligro, entre otros muchos. Como sus animales eran parte de la familia e importantes integrantes también tenían nombres: Cacique, Palomo, Azabache y El Niño.

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